Existe un lugar perfecto en el que depositar las pilas que ya no usas y no es el contenedor. Te lo desvelamos
A todos nos ha ocurrido alguna vez que hemos ido a manipular nuestro ratón del ordenador, nuestro mando a distancia de la televisión o un coche teledirigido y hemos observado cómo el cursor languidecía en la pantalla, cómo el coche hacía visibles esfuerzos por tratar de arrancar su sencilla maquinaria y cómo nuestro pulgar se hundía una y otra vez en los botones del mando sin ningún éxito. Es hora entonces de plantearse cambiar las pilas.
Abrimos una caja nueva y realizamos el cambio sin complicaciones. Nuestro dispositivo vuelve a funcionar con la misma vitalidad de antes, pero, hay un problema. En una mano tenemos el dispositivo ya funcional y, en la otra, una pila exangüe, moribunda, sin ningún tipo de vida útil. Algunos de nosotros, ante la duda, ha optado por arrojarlas a la papelera orgánica. Hoy, en dieta.com te enseñamos por qué este es un error que no deberías cometer.
El motivo por el que debemos reciclarlas adecuadamente es muy claro: una pila alcalina, es decir, aquella compuesta por trazos de metales alcalinos como el litio, el sodio, el potasio, el rubidio, el cesio o el francio, es capaz de contaminar por sí sola hasta 167.000 litros de agua, mientras que una conformada por mercurio puede hacer que esta cantidad ascienda hasta rebasar los 600.000.
Reciclarlas se convierte, por tanto, en la mejor opción. Para ello deben llevarse al punto limpio de nuestra localidad, a un contenedor especial que suele situarse al lado de los convencionales o incluso en la entrada de los supermercados. Sin embargo, no todas han de recibir el mismo tratamiento, pues no todas, como hemos observado, son igual de perjudiciales para la preservación del medio ambiente y del planeta.
La gestión
Una vez recicladas, se tratan de forma muy distinta. Por una parte, las pilas de botón, a saber, las que contienen los relojes, son cargadas en un contendedor que procede a separar el casquete metálico de los restos de mercurio que resultan contaminantes.
Por otro lado, las tradicionales se someten a un proceso de refrigeración en el que se emplea nitrógeno para descomponerlas en plástico, papel y otros materiales que pueden ser manipulados y desechados con mayor facilidad.. Por todo ello, lo mejor es que bajo ningún concepto las arrojes a la papelera con los restos de comida.