Los paseos nocturnos pueden ser muy beneficiosos para tu salud. Te contamos sus recónditos secretos para tu organismo
Seguro que alguna vez te has sentido tentado. Has pasado el día entero encerrado en casa, estudiando para un examen importante o preparando una reunión para el día siguiente. Y la cabeza comienza a embotarse a una velocidad de vértigo. Necesitas cansarte físicamente si no quieres enfrentarte a una larga noche de insomnio de la que no puedes escapar. En dieta.com te ofrecemos una de las soluciones más fáciles que puedas imaginar: un paseo nocturno.
Esto es especialmente agradable en verano, pero también puede hacerse en invierno si estamos bien abrigados. Eso sí, resulta especialmente conveniente ir por lugares que se encuentren bien iluminados y en que no cuentes con elevados índices de delincuencia. Asimismo, también es muy recomendable llevar con nosotros una linterna y un chaleco reflectante en caso de que caminemos en plena naturaleza, alejados de la ciudad que nos puede socorrer en caso de emergencia.
Los paseos nocturnos son una excelente alternativa para acelerar la digestión de la cena. Después de cenar, la alternativa más habitual suele ser hundirnos en el sofá y esperar a que el sueño nos visite. Pero si no hemos hecho nada de ejercicio en todo el día, esta visita puede demorarse mucho mucho tiempo. Así pues, salir a pasear activará de nuevo el metabolismo.
En consecuencia, la calidad de nuestro descanso será mucho mayor. Está demostrado que el ejercicio, aunque sea de intensidad baja, reduce la actividad del cortisol, la hormona encargada de generar el estrés y la ansiedad, por lo que al llegar de vuelta a casa sentiremos esa sensación de relajación que nos incitará al sueño profundo y reparador. Una buena ducha caliente después de regresar del paseo es esencial para que sus efectos sean visibles.
La creatividad
Por supuesto, caminar reduce el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes tipo 2. El movimiento permite regular los niveles de azúcar en sangre del organismo. Al contrario, meterse en la cama justo después de cenar conducirá que el cuerpo produzca grandes cantidades de glucosa que se acumularán durante la noche.
Finalmente, pasear de noche aumenta nuestra creatividad. Es al final del día cuando nuestra mente se activa y puede que la brisa que nos acaricia el rostro y las hojas crujiendo a nuestro paso sean suficientes para darle forma a esa idea que llevaba tiempo luchando por emerger.