Los grumos del Colacao siempre han sido un tema candente de debate, en especial entre aquellos que confían en Nesquik. Te revelamos su secreto
El desayuno, ya lo hemos dicho en infinidad de ocasiones, es una de las comidas fundamentales del día. Es esencial para comenzar la jornada con energía y es posible que de él depende el rendimiento que consigamos exprimirle a nuestro cuerpo durante el resto del día. Aunque en dieta.com recomendamos un desayuno saludable a base de tostadas de jamón cocido y queso fresco y productos libres de grasas saturadas y azúcares industriales, los que hay que todavía se mantienen fieles a su larga tradición del vaso de Colacao.
Y no es para menos. El Colacao tiene un sabor delicioso que aporta a los vasos de leche ese regusto dulce que supone un chute de energía para arrancar la mañana de la mejor manera. Aunque, insistimos, para llevar una vida sana conviene confiar en la leche desnatada y sin polvos de cacao. La cuestión es que varias generaciones han discutido acaloradamente sobre el Colacao y sobre su tendencia a producir grumos que generan opiniones divididas.
¿Cómo es posible que en uno se formen grumos y en el otro no? Bien, la explicación es realmente sencilla. El Colacao no es una sustancia soluble, esto es, no se disuelve en la leche y por tanto las partículas que lo constituyen tienden a aglomerarse en un proceso denominado instanciación. Al juntarse, se crean unas pequeñas bolas de cacao que contienen todos los ingredientes de la marca en su máximo esplendor, dando lugar a los grumos que entusiasman a unos y repugnan a otros. El Nesquik, en cambio, es completamente soluble y en él no se da el proceso de instanciación que sí se produce al agregar Colacao a la leche.
Aclarada la gran pregunta que dejaba a todo el mundo con los ojos como platos durante la noche, cabe considerar cuál de los dos es más sano. El propio Colacao asegura que los grumos surgen porque en su composición no tiene aditivos, pero no es del todo cierto.
La realidad es que ambas compañías de cacao en polvo son fuente de grandes cantidades de azúcar industrial y no deberían tomarse habitualmente salvo en ocasiones especiales y acompañados siempre de leche preferiblemente desnatada. Además, dado que pueden beberse a la temperatura que guste, son una buena opción para hacerle frente tanto al frío como al calor.
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