Hay algunos detalle del girasol que tenemos en nuestra cabeza pero que no siempre se producen de la manera que pensamos
Quizás por su estética y por su curiosa historia, el girasol es una de esas plantas que más llaman la atención desde la más tierna infancia. Puede ser la planta que antes entra en contacto con los pequeños porque tiene esa curiosa forma de girar siempre cara al sol. Pero hay algunas lagunas en el concepto que tenemos de sobre ellos.
Se piensa comúnmente que es una flor de gran tamaño pero lo cierto es que se trata de una estructura denominada inflorescencia, donde el tallo está terminado en forma de disco, colocándose los pétalos en torno a él.
También hay confusión en cuanto a su sentido giratorio. El llamado heliotropismo. Es cierto que en un campo de girasoles todo está colocados en la misma posición y por tanto sus caras miran hacia un lado determinado, pero solo miran al astro cuando amanece.
Gira hacia el sol pero no durante todo su periodo de vida, que es de un año. Tiene una vida bastante fácil de entender ya que desde que se siembra hasta que emerge transcurren cinco menos, la flor aparece cuando el tallo tiene cierta altura y es aquí cuando se mostrará en su plenitud.
Su poder de heliotropismo es bastante pronunciado cuando está en el periodo de crecimiento vegetativo. Es en este momento cuando siempre tiene su perspectiva orientada al sol. Su trayecto empieza en el este para terminar en el oeste. Ya por la noche volverá a ganar tiempo tornándose nuevamente al este para empezar un nuevo amanecer.
En el momento en el que aparece el botón floral todo esto va menguando. Aparece su posición hacia el este en el amanecer pero ya todo se realiza más lentamente y no termina de culminar el movimiento. Todo esto termina con una posición sólida, colocado en la última posición donde se quedó mirando.
La propia fisiología de la planta es la que explica que siempre esté girando al sol en sus inicio. Durante el crecimiento, las células que tienen necesita del sol para desarrollarse, lo que explica el heliotropismo. Además, colocarse de cara al sol desde el inicio de su vida hace que los botones de la flor tienden a calentarse de una manera más rápida y que se produzca una apertura de la flor más rápida.
El movimiento deja de producirse porque la planta ya no tiene la capacidad de crecer más, por tanto deja de rotar, y se quedan mirando al este porque es la última acción que realizan.
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