Quedarnos atados al pasado es uno de los síntomas más frecuentes de la inseguridad. Te enseñamos a combatirlo
Seguro que alguna vez el lector se ha encontrado a alguien que dice tenerlo todo bajo control, que presume de su vida como si esta fuera un remanso de paz, un mundo idílico como una bucólica romana, una suerte de universo paralelo en la que nada salía a mal, en el que ningún demonio aporrea la puerta y en el que todo se mantiene en su orden natural. Y, si bien no desmentimos que, en efecto, puedan existir personas que se adecúen a esta descripción, no creemos que existan tantas como se dice.
Principalmente porque todos nosotros, nos guste o no, somos extremadamente dependientes de nuestro pasado. Los tiempos pretéritos nos condicionan, ya sea de forma positiva o negativa, y nos han hecho buena parte de la persona que somos en el día de hoy. Por eso, a veces conviene mirar al pasado para descubrir qué grado de influencia ejerce sobre nuestro día a día. Y no hablamos de mirarlo de refilón, por encima del hombro, sino de zambullirnos de lleno en él y desentrañar todos los secretos que ha sido capaz de ofrecernos.
Quizá durante este ejercicio la mayoría de personas descubran unos grilletes fuertemente adheridos a sus tobillos, de los que hasta entonces no se habían percatado. Y puede que el mero hecho de haber reparado en ellos, en ese suceso traumático, sea suficiente para cambiar la percepción de nuestro presente de forma negativa,. incidiendo en nuestro estado de ánimo y en el potencial desarrollo de trastornos mentales como la depresión o la ansiedad. Por ello, desde dieta.com te damos una serie de consejos para que mires al pasado con ojos críticos y que puedas sortear las trampas que te tiende.
Existen varias forma de hacerle frente a los fantasmas que surgen de este pasado. La más sencilla es la de hablar abiertamente de ese tema que te preocupa. A veces, esta práctica es muy liberadora y permite hacer consciente de tu preocupación a la gente que te rodea, que siempre estará dispuesta a tenderte una mano amiga.
Finalmente, también recomendamos encarecidamente gestionar adecuadamente las emociones y reprimir esos impulsos de ira o ansiedad que amenazan con desencadenar una reacción violenta o inapropiada. De esta manera, a largo plazo, logremos encontrar la paz con nosotros mismos.
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