Las picaduras de abeja pueden ser letales para algunas personas. Te enseñamos los alimentos que pueden hacerles frente
Las picaduras de abeja pueden llegar a ser letales. Y es que estos pequeños artrópodos responsables del proceso de polinización y, por tanto, también del correcto funcionamiento y mantenimiento del orden natural, son también unas de las criaturas más mortíferas que existen. Muchas veces esta mortalidad no se basa en el dolor agudo que provocan sus picaduras, sino al componente alérgeno del veneno que inyectan, que desencadena una reacción casi instantánea en determinados individuos.
Siempre nos han dicho que nos mantengamos alejados de las colmenas, pero en ocasiones esta advertencia es difícil de cumplir y una de sus inquilinas acude furiosamente al encuentro de ese humano que ha osado interrumpir su tiempo de recreo. Y lo hace con el aguijón desenfundado en ristre, dispuesto a hundirse sobre nuestra piel.
Porque eso es exactamente lo que sucede. El apéndice se clava, provocando la muerte inmediata de la abeja y una punzada de dolor intenso que no cesará hasta que no lo extirpemos. Esto puede hacerse con ayuda de unas pinzas depilatorias o con las uñas si somos personas muy mañosas. Sin embargo, el calvario no acaba ahí, puesto que después de la extracción llega el enrojecimiento.
Y la hinchazón. La zona afectada se hincha. O, por lo menos, lo hará si no hacemos nada para evitarlo. Es aquí donde entra en juego los alimentos milagrosos, esos productos que todos tenemos en casa y que, con total seguridad, nunca habríamos pensado que podían llegar a ejercer una función analgésica. Y es que muchas veces incluso los elementos más insospechados con capaces de sacarnos del más grave de los apuros. Eso sí, conviene saber exactamente cuál debemos solucionar para no cometer errores al aplicarlos sobre la herida.
Los alimentos
El primero y más conocido de todos es la patata. Basta con cortar una patata por la mitad y presionarla ligeramente contra la picadura. Una vez transcurridos unos minutos, deberemos dejarla reposar para comenzar a sentir el alivio en los síntomas.
El mismo procedimiento puede seguirse con otro tipo de alimentos igualmente comunes en la mayoría de hogares, como la cebolla, el ajo o incluso el vinagre de manzana. En todos los casos tan solo es necesario aplicar el alimento en cuestión sobre la zona y esperar hasta notar el alivio.