Estar enganchado a una pantalla no es muy positivo. Desde Dieta.com te mostramos los motivos del por qué debes alejarte de ellas.
En la era digital de hoy, pasamos más tiempo que nunca frente a pantallas: teléfonos inteligentes, laptops, tabletas y televisores. Sin embargo, la exposición prolongada a la luz que emiten estas pantallas puede tener efectos negativos significativos en nuestra salud física y mental.
Uno de los problemas principales es el impacto que tiene en nuestro ciclo de sueño. La luz azul, que es la que emiten la mayoría de pantallas electrónicas, puede suprimir la producción de melatonina, una hormona importante para regular el sueño. Exponerse a luz azul antes de dormir puede dificultar conciliar con el sueño, reducir la calidad de este y alterar nuestro ciclo natural de sueño–vigilia, con sus consecuencias negativas a largo plazo.
Además del sueño, las luces de las pantallas pueden afectar también la salud de nuestros ojos. La exposición prolongada a la luz azul puede provocar fatiga visual digital, que se manifiesta como ojos secos, irritados, visión borrosa y dolores de cabeza. A largo plazo, esto puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas oculares más graves como degeneración macular relacionada con la edad.
Otra causa de preocupación es el impacto que las luces de las pantalla tienen en nuestra salud mental. Exponerse de forma excesiva a pantallas electrónicas se ha relacionado a un mayor riesgo de ansiedad, depresión y otros trastornos del estado de ánimo. Estos efectos pueden ser resultado en parte de la sobreestimulación constante a la que nuestros cerebros son sometidos al interactuar con dispositivos digitales, así como la disminución de nuestras interacciones sociales en persona.
Además, las luces de las pantallas también pueden afectar nuestra postura y salud musculo-esquelética. Pasar horas y horas frente a una pantalla puede poner tensión en nuestros cuellos, hombros y espaldas, además de contribuir al desarrollo de problemas como síndrome de túnel carpiano y tendinitis.
Si bien las pantallas electrónicas son un elemento vital en nuestra vida moderna, es importante que estemos conscientes de los posibles efectos adversos de su luz para que podamos minimizar dichos impactos, como limitar el uso de pantallas antes de dormir, usar filtros de luz azul, tomar descansos regulares y tener una buena postura cuando interactuamos con dispositivos electrónicos. Así, al adoptar hábitos saludables con respecto a las pantallas, podemos proteger nuestra salud –física y mental– a largo plazo.