El kebab es uno de los productos que con mayor frecuencia asociamos a la comida rápida y de mala calidad. Sin embargo, siempre hay alguna excepción
El kebab es una de esas comidas que con mayor frecuencia tendemos a asociar con la mala calidad y con ele escaso valor nutricional. Y no es para menos. De hecho, los locales que suelen ofrecerlo en su carta son lugares especializados en su elaboración en los que el cliente puede observar un gran palo giratorio de metal en el que una gran masa de carne da vueltas al tiempo que se cocina y se calienta. Este proceso suele estar expuesto a la vista de los curiosos y son muchos los que ya han tachado esta escena de asquerosa.
Los partidarios de esta postura arguyen que los locales en los que suele servirse el kebab lucen suelos muy grasientos, barras cubiertas de polvo, pintura que se desconcha de las paredes y productos de dudosa procedencia que a muchos les provocan retortijones en el estómago y algunas visitas intempestivas al cuarto de baño durante la noche.
Los defensores del kebab no son propensos a considerar este tipo de detalles. Entre sus argumentos nunca figura el deplorable estado del negocio en el que lo han consumido, sino más bien en su precio, fácilmente asequible por los jóvenes estudiantes que no pueden permitirse grandes gastos en comida, y, sobre todo, en su sabor, en ese cóctel de ingredientes que parece despertar nuestro apetito en cada bocado. Prueba de ello es que muchos son capaces de acabar el plato en tiempo récord, un plato de dimensiones nada desdeñables.
No obstante, aunque el kebab genere opiniones divididas entre quienes acostumbran a consumirlo, no puede negarse que no es un producto muy sano. O, al menos, no acostumbraba a serlo. Un nuevo acercamiento de los expertos parece haber demostrado que existe una excepción a esta regla.
La excepción
En realidad, para poder medir adecuadamente la ingesta de calorías cuando comemos un kebab, tan solo hay que fijarse en el ingrediente predominante que, en este caso, no puede ser otro que la carne.
El kebab duele elaborarse con ternero o cordero, pero también puede pedir su variedad de pollo. Pues bien, tan solo debemos pedir uno de pollo, la carne con menos calorías, para disfrutar de una opción algo más saludable y mantener más o menos a raya nuestra dieta.