Entrenar es la opción menos recomendable si sufres un resfriado. Te contamos por qué no deberías hacerlo bajo ningún concepto
Está a punto de llegar la primavera, pero el invierno aún no ha dicho su última palabra. no ha pronunciado sus últimos deseos. Las flores de marzo está a punto de abrirse, el sol luce suspendido en un cielo limpio, azul y sin nubes durante las horas del mediodía. Y eso muchas veces hace que nos confiemos, que bajemos la guardia y que creamos, haciendo gala de una terrible inocencia, que el tiempo es perfecto para desembarazarnos de nuestras prendas de abrigo y salir a la calle con la protección de una única chaqueta, una sudadera o, incluso para los más valientes, de una camiseta de manga corta.
Y ahí es cuando empiezan todos nuestros problemas. Aunque el clima sea cálido, el viento continúa aullando en el exterior. Incluso en algunos días hasta logra zarandear las copas de los árboles y arrancarles algunas hojas que se amontonan a sus pies, en las raíces, como jirones de un jersey descosido. Y es este viento el que logra sorprendernos, el que logra romper nuestra defensa como un buen gancho de Ilia Topuria y que, a la postre ,termina acarreándonos un resfriado.
Es aquí, en estas circunstancias, donde surge la eterna duda sobre la conveniencia de ir a entrenar en tal estado. Porque puede que no tengamos fiebre ni dolor de cabeza, tan solo una fuerte congestión nasal que hace que nuestro orificio gotee como un grifo roto, pero que no impida nuestros movimientos ni caigamos presa de un aletargamiento mental suficiente para renunciar a la rutina de gimnasio. Incluso en tales casos, desde dieta.com recomendamos que no se practique ejercicio. A continuación te desgranamos los motivos por los que podría ser perjudicial para la salud.
En líneas generales, si presentamos síntomas por encima del cuello, como congestión nasal, se puede ir a entrenar pero reduciendo considerablemente la intensidad y la duración, es decir, saliendo a andar en lugar de a correr. Sin embargo, aunque puede practicarse, aconsejamos no hacerlo.
La congestión nasal dificulta la respiración, un elemento clave en la realización correcta de cualquier ejercicio. Por tanto, este detalle, aunque aparentemente nimio, puede provocar que nos quedemos sin aire en mitad de una repetición y que podamos sufrir una lesión. En definitiva, es mejor curarse del todo antes de volver a pisar el suelo del gimnasio.
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