La ciencia ha podido responder algunas de las cuestiones que nos realizamos sobre la actividad de soñar, pero no todas
Hay veces que soñamos cosas tan sumamente rebuscadas que no tienen ningún tipo de explicación. Y es que los sueños siguen siendo ese gran misterio de la ciencia que no logra descifrar. Aunque muchas veces episodios que hayamos tenido en el día o películas o series que hayamos visionado tienen su extensión en los sueños.
Los sueños no son más que relatos que pueden ser reales o ficticios y que nuestra mente reproduce cuando nos vamos a la cama. Según el neurocientífico David Eagleman, los sueños son los grandes protectores de la corteza visual del cerebro cuando nos vamos a dormir.
La ciencia no determina si existe un objetivo último para que se produzcan los sueños, pero hay diferentes versiones que indica que soñar le hace bien a la memoria y a la forma en la que se ordena la información relevante, aunque es un campo aún no se ha terminado de concluir.
Los sueños se producen en las diferentes fases del sueño
Sí es cierto que hay diversos estudios que certifican que estudiar datos relevantes antes de marcharnos a dormir ayuda a su recordatorio. Esto ocurre porque durante el sueño se realiza un ordenamiento y almacenaje de todo lo que hemos aprendido, y ayuda a su recuperación cuando la necesitamos.
Pero también hay una parte negativa porque los recuerdos negativos afloran en el sueño, no se borran. Aquello que no queremos recordar durante el día vuelve en los sueños, creando en determinados casos situaciones angustiosas.
Tampoco se tiene una explicación a la capacidad de recordar los sueños, como tampoco a por qué se olvidan. Se tiende a creer que cuando recordamos ese sueño es porque todavía no lo hemos concluido y despertamos justo en una etapa intermedia.
Durante una sesión de sueño pueden sucederse entre cuatro o seis fases que a su vez pueden tener varios ciclos. Por esta situación muchas veces tendemos a creer que no hemos soñado nada, dependiendo del momento en el que nos despertemos y la fase en la que nos encontremos.
Hay una primera etapa que es cuando el cuerpo se prepara para dormir y entra en un estado de relajación. Cuando bajan las pulsaciones y desciende la temperatura del cuerpo entramos en la fase dos. Posteriormente, fase tres, entra en juego el sueño profundo. La lentitud de las ondas cerebrales es lo más destacado en esta situación y es la antesala del sueño REM. Aquí es cuando hay mayor actividad, los músculos se paralizan por completo, solo los ojos se muestran activos, donde la respiración también se agita junto a la frecuencia cardíaca.
El poder de soñar de las personas se puede realizar en cualquier fase del sueño, pero de los que más se tienen constancias son los que suceden en la fase REM.