El día a día y sus salvajes jornadas en ocasiones nos llevan a realizar nesting, te desvelamos su significado
Nuestros abuelos lo llamaban vaguear, ahora se denomina nesting y se trata del arte de no hacer nada. En una expresión que poco a poco va ganando más adeptos y que proviene del término inglés nest. Seguro que no lo habías escuchado antes pero ya te decimos que en nada será una palabra más dentro de tu vocabulario.
Esto no es nuevo, incluso los italianos lo practican y sacan pecho de ello aunque lo llaman el Dolce far niente, el placer de no hacer nada. Y es que después de los días ajetreados y de tanto estrés a los que nos conducen cada jornada laboral, cuando llega el fin de semana o cuando tenemos un ratito de lugar entre nuestras ocupaciones, el despejar la mente es esencial.
El nesting lo que nos lleva es a ver los beneficios de tener una paz dentro de nuestra actividad, bajar los brazos y tener el gusto de simplemente ser. Pero no se trata de rememorar la vaguedad con la que nos señalaban nuestros abuelos, es crear un ambiente indicado para el descanso, para tener un lugar donde replantearnos cosas y volver a conectar con nosotros mismos.
En este sentido, tenemos que aprender a acoger con gratitud este periodo de poca acción para poder recargar pilas, por lo que el ambiente tiene que ser el propicio para que podamos realizarlo, tiene que ser acogedor. Debemos conseguir estímulos que nos hagan sentir bien, como conectar música en casa o dejar que la taza de té nos atrape. La idea fundamental es evitar las presiones de las intensas jornadas y poder conectar con la tranquilidad.
Sin duda alguna es una cultura que va más allá del descanso físico. Este es un bienestar para el cuerpo, pero el nesting supone descansar, despejar, la mente y tener una reducción importante de los niveles de estrés y ansiedad.
Y es que realizar esta labor de forma continua ayuda a poder conectar con nosotros mismo cogiendo fuerza para seguir. Es esencial para personas que tienen que trabajar con la creatividad y la inspiración, pero también para aquellas que necesitan la concentración en su vida para tener productividad.
En resumidas cuentas, el nesting nos lleva a evitar el ruido que genera el día a día y a tener la tranquilidad necesaria para seguir, evitando posibles males que puedan aflorar en nuestra cabeza. Es el puro placer del arte de no hacer nada.
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