No siempre acertamos a saber si una persona está interesada en nosotros o no, perro podemos guiarnos por algunas situaciones
Descifrar los códigos del amor en algunas ocasiones se antoja una empresa imposible, ya que las relaciones personales están rodeadas de una amalgama de sentimientos e intenciones que no arrojan claridad, incluso los actos que se realizan pueden ser contradictorios o interpretarse de lado opuesto al que tenían en un inicio.
Podemos llegar a pensar que la forma de mostrar interés puede ser parejo en ambos sexos pero existen diferencias. Debemos llegar a entender que por cuestiones sociales y culturales la forma de expresar cercanía no se define de la misma manera en hombres o mujeres. Los hombres tienen que entender no siempre las mujeres van a exponer de la misma manera que ellos que están enamoradas o que les puede llegar a gustar, aunque todo esto está variando de una manera rápida debido especialmente a las redes sociales y el cambio cultural que está suponiendo en todas las sociedades del mundo.
Hoy la mujer se muestra más directa a la hora de expresar sus sentimientos, rompiendo con tópicos y clichés antiguos. Por tanto, las nuevas estructuras sociales han cambiado y con ellas la manera en la que nos relacionamos.
En este sentido, la indiferencia puede ser leída de diferentes formas. Se trata de una extraña contradicción donde la persona siente que si se muestra lejana puede acercar a la otra para que se fije en ella. Aunque quizás lo que se sientan son unos nervios tremendos cuando se está cerca de la otra persona que hace que no podamos expresarnos con naturalidad.
Y si cuando estamos cerca, se muestra con inseguridad y nervios, puede ser una señal inequívoca de esa atracción. Cruce de miradas que se esquivan, risas sin ningún motivo aparente, ese nerviosismo es delatador.
Ya atravesada esa barrera y con algo más de confianza entre ambos, el preguntar por gustos y aficiones y centrarse en esos intereses también pude indicar otra señal. Especialmente si detectamos que antes no sentía ningún interés y ahora sí.
Esto lleva también a la empatía que puede llegar a tener con nosotros. De repente empieza a preocuparse por nuestros sentimientos y emociones y toma protagonismo la ayuda que nos quiere prestar en situaciones en la que no nos encontramos bien.
Hablar de forma frecuente con nosotros, además de buscar momentos para compartir suele ser otro indicativo. Encuentros donde solemos ir o directamente querer acompañarnos a los lugares que frecuentamos.
Por último, su forma de hablar sobre nosotros empieza a cambiar para bien. Resalta todos los aspectos positivos que tenemos y no tiene miedo de exponerlos en público. En muchos casos hasta realza las cualidades que tenemos y se pronuncia sobre nuestra forma de vestir y nuestro peinado de una forma positiva.
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