Las relaciones sociales son un elemento indiscutible de nuestro día a día. Intenta no hacer esto si no quiere empeorarlas
Las relaciones sociales son una parte fundamental de nuestro día a día. Todos los días, nos guste más o menos, interactuamos con otras personas, ya sea con allegados, miembros de la familia que conviven con nosotros, compañeros de piso que, si bien no nos conocen tanto como nuestros familiares, también nos ven todos los días, y compañeros de trabajo con los que mantenemos un trato más cordial.
A no ser que aspiremos a vivir en una caverna aislados del resto del mundo, estas interacciones son necesarias para prosperar. Algunas tendrán un corte más burocrático, mientras que otras inciden en la amistad, en el amor o en la fraternidad. Sea cual sea el caso en el que te veas inmerso, hay una serie de cosas que debes evitar a toda costa, una suerte de comportamientos indeseables que pueden tornar una relación aparentemente sana en un callejón sin salida del que resulta extremadamente difícil escapar. Y, una vez nos adentramos en la callejuela, retroceder, dar media vuelta se convierte en una tarea para la que es necesario reunir una considerable fuerza de voluntad.
Es por ello que es muy importante que no idealices a aquellas personas de las que te rodeas. Sí, idealizar, como se hace con las celebridades y los dioses. Encaramarla a un pedestal que la levante varios metros del suelo, encender una vela en su nombre, rezar por que el futuro no le depare ninguna calamidad e incluso hincar la rodilla cada vez que lo necesite. Aunque a primera vista, cuando nos sintamos bajo los efectos del flechazo, creamos que esta es una solución tierna y adorable, nos encontramos con que es precisamente lo contrario: es el problema más que la solución.
¿Y dónde reside el problema? Pues en el hecho de que idealizar a una persona equivale a estar a su merced para cualquier cosa que requiera, anteponiendo sus intereses a los nuestros, olvidando nuestro crecimiento personal para aferrarnos con todas nuestras fuerzas a la muñeca de esa persona.
Y eso hace que inmediatamente nos descuidemos, desatendamos nuestros objetivos que con tanto tiento nos habíamos fijado para el término del año y nos convirtamos en esclavos inconscientes de los designios de alguien que, muchas veces, apenas corresponde. Es por eso que es esencial no idealizar a nadie.
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