Aún existen muchos factores que no están resueltos para una enfermedad que afecta a un elevado número de personas
Hay una cifra que te dejará con la boca abierta y que te reconducirá a tener una percepción diferente sobre lo fácil que puede ser caer en una depresión. Más de 300 millones de personas del mundo padecen de depresión. Según puntualiza la Organización Panamericana de la Salud, una de cada cuatro personas tiene un trastorno mental, siendo la depresión la que mayor presencia tiene y produciéndose en casi todas las fases de la vida de una persona.
En la sociedad actual existen aún muchos prejuicios sobre esta enfermedad, una patología que se un trastorno bastante complejo que incide de forma directa en la actitud que mostramos ante la vida, en nuestra filosofía de vida, los diferentes estados de ánimo que mostramos, en nuestra forma de ser en general.
La descripción gráfica de la depresión es la caída en un pozo bien oscuro en el que no se ve el final. Este estado se muestra de diferente forma según su grado pero sobre todo en función de la persona a la que le afecte. Por lo general, se suele expresar de una manera parecida en todos los seres humanos, con patrones similares y síntomas comunes, pero hay casos en los que no se da así. Puede empezar a presentarse con problemas en el sueño, falta de apetito constante, una pronunciada falta de energía o incluso dejar de lago actividades que nos entusiasmaban y que ya no.
Puede ser originada por diferentes causas y todos estamos expuesto a ellas. Desde la pérdida de un ser querido que haya fallecido o una ruptura amorosa, hasta un despido en el trabajo o enfermedades mentales y traumas de nuestra infancia.
Dada su gran estigmatización, la depresión se convierte en una enfermedad que no suele tratarse de la manera adecuada. No estamos locos si padecemos una depresión en cualquiera de sus niveles, y el miedo al rechazo que creemos puede provocar en nuestros iguales hace que no podamos expresar que la sufrimos y necesitamos tratarla. Pero también está el otro extremo. En otros muchos casos, el entorno no cree en esté con depresión esa persona y que por tanto se esté montando una película.
Esto se une a los problemas económicos que suelen surgir a la hora de acudir a un psicólogo, ya que hay muchas personas de una clase media baja que no se lo pueden permitir.
Por estas razones, los pacientes que sufren de depresión no reciben la atención necesaria que requieren, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud advierte esta situación.
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