Es una cuestión que muchas personas no suelen plantearse porque desconocen la relación que existe entre intestino y cerebro
No podemos obviar la interacción directa que existe entre la dieta que llevamos a cabo y nuestra cabeza. Es paradigmático que solo el cerebro contribuya a nuestro peso corporal solo con un 2 por ciento, cuando sin duda alguna es el aparato que más importancia cobra teniendo un consumo energético del 20 por ciento. Por ello, se debe tener en cuenta la aportación de alimentos que tenemos que tener para también la mente tenga su funcionamiento correcto.
Salmón y nueces, con sus respectivos nutrientes ricos en omega-3, suponen un superalimento para el gasto energético del cerebro, esto implica que una máxima aportación en las mejoras del sistema cognitivo. También es interesante tener unos niveles de azúcar en sangre, ya que el cerebro se sirve mucho de ellos, bueno para el beneficio cognitivo. Pero no pienses en esos dulces que puedes conseguir en el supermercado porque no van los tiros por ahí. Céntrate más bien en granos y vegetales, que proporcionarán los índices adecuados para mejorar la concentración y la memoria.
También puedes recurrir a los beneficios antioxidantes que poseen alimentos como frutas y verduras. Además, esos productos también contiene factores antiinflamatorios que actúan como escudo para nuestro cerebro y es esencial para tener una buena agilidad mental. Además, tanto el grano como la fruta y la verdura harán que crezca el microbioma. Se trata de un grupo de microorganismos concentrados en el tracto gastrointestinal que juega una función importante en la salud. Seguro que tampoco tenías conocimiento de las conexiones existentes entre los intestino y el cerebro.
Tener un excedente de grasas saturadas y azúcares sube la probabilidad de tener afecciones cardiovasculares y diabetes tipo 2. Además, esto unido a no tener una buena actividad física hace que tengamos mayores índices de obesidad. Esto hará que tengamos una menor capacidad de atención y también una menor memoria.
Una persona que sufre obesidad tiene menos cantidad de dopamina dentro del cerebro, y tiene que tener mayores ingesta de alimento para saciarse. Además, tener una baja cantidad de vitamina B, hierro o zinc, conlleva serios problemas para el sistema cognitivo.
Pensar que todos estos problemas te los puedes ahorrar solo cambiando determinados hábitos de vida y que no se atienda, sería una importante irresponsabilidad para con nosotros mismos. Solo tienes que regular algunas cuestiones para redirigir tu dieta y encauzarla en una mejor forma de comer. Ten en cuenta que también supondrá una inversión a futuro porque conforme se vayan cumpliendo años tendremos más problemas para restituir todos aquellos parámetros que se vayan dañando.
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