Adopta esta costumbre si quieres afrontar tu día con alegría

La alegría es uno de los fines que perseguimos con más ahínco. Esta puede ser una buena forma de conseguirla en tu día a día

La felicidad es una de las máximas que más repercuten en nuestra vida. Cada uno de nosotros cuenta con una hoja de ruta para cada día de su vida, a la que trata de ceñirse en la medida de lo posible. Ya hemos hablado en esta web de cómo la constancia puede hacer que nos sintamos más productivos y más realizados como personas. De esta manera, podremos llegar a comprender que la felicidad no es un destino, sino más bien un estilo de viaje.

Un pirata no se embarca en su larga travesía por mares ignotos si no fuera por la compañía que le brindan sus camaradas, por los brindis de ron bajo las estrellas y por los cánticos que parecen desafiar más que ningún otro sonido en medio del océano la ausencia de la luna en las noches de tormenta. De la misma manera, cobrar un determinado sueldo a fin de mes no nos hace más felices, sino más bien la perspectiva de lo que podemos adquirir con ese dinero. Son cosas muy distintas.

No obstante, la felicidad no es sinónimo de alegría. Aunque ambas provocan la generación de endorfinas en el cerebro, la alegría es pasajera, es efímera, es un subidón de serotonina que invade nuestra mente en el corto o medio plazo y que se esfuma, ya sea de forma repentina o gradual, dejando como secuela una sonrisa de afecto dibujado en nuestro rostro y la certeza de repetir aquella actividad que ha logrado proporcionártela. Es un bien escaso pero muy preciado y realmente puede ayudar a pintar de azul un día hasta entonces gris. Esta es una buena forma de conseguirla.

El método

El mejor método para poder disparar los niveles de serotonina pasa por la buena compañía. El ser humando está más arropado cuando se encuentra en compañía de sus seres más allegados, en esas circunstancias en las que no tiene que fingir, no tiene que aparentar ser algo que no es.

Estas situaciones pueden darse durante una sobremesa con la familia, después de un par de cervezas con los compañeros del trabajo o simplemente paseando sin rumbo con esa persona tan especial. Todo depende de lo que más nos apetezca y de que gestionemos adecuadamente el tiempo de esparcimiento del que dispongamos.